Caminamos al borde
sin pensar el vacío.
Nos persigue una sombra
que arrastramos exhaustos
bien cosida a los pies.
Solo queda la opción
de marchar hacia el frente
sin mirar hacia atrás,
sin dejar que nos pare
la nostalgia tan fácil
de los pasos no dados
que marcaron un día,
con su hierro indeleble,
nuestra huérfana piel.
Aunque quizá podríamos
decidir detenernos
y sentarnos en calma
respirando el vacío,
observando los giros
del tiovivo del mundo,
aguardando pacientes
que coincida la vuelta
que de nuevo nos traiga
al lugar del comienzo,
donde todo es posible
con la piel casi intacta.
Néstor Hervás.
28 de marzo de 2012
Excelente poema del poeta secreto Néstor Hervás. Por suerte, uno ha leído no pocos versos suyos. Recuerdos a los dos. Y un abrazo, Álvaro
ResponderEliminarExcelente en verdad. Gracias Álvaro por conducirme hasta aquí desde tu blog. Salud
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