Una mañana fría de este otoño me encontré con Santiago Antón camino de mi trabajo. Me regaló su sonrisa clara y su cara despejada, y me recordó que debía alimentar más este blog que él también visita. Me sentí alagada saber que desde la soledad de un teclado puedas estar conectada con todos esos seres a los que quieres y otros muchos desconocidos. Quiero dedicar esta entrada a Santiago Antón, será mi pequeño homenaje por su trabajo y apoyo a escritores, pintores y todo el mundo de la cultura que ha pasado o están en esta pequeña población donde vivo. Sirva de agradecimiento al apoyo que he recibido de él. Gracias amigo.
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