Adiós a La Rochelle





La Historia del Arte está llena de imágenes cosificadas, creadas desde ideales de belleza al antojo de la visión masculina, artistas invisibilizadas, producciones artísticas femeninas menospreciadas, escenas admiradas en museos e instituciones que contienen raptos, abusos, agresiones o violaciones o vidas turbulentas al amparo de ser educadas en la creencia del amor romántico.

Mitos, leyendas y relatos que han sobrevivido hasta hoy y que la mirada contemporánea hace una lectura diferente.

El estudio del arte y su relación con las mujeres se hace necesario hoy y hay muchos ejemplos de acciones, estudios y obras que constatan que la mujer ha hecho arte desde los inicios del propio arte. Pongo como ejemplo los trabajos de recopilación de Diana Larrea, Concha Mayordomo o María Gimeno. Son muchas las biografías que deben rehacerse con otros parámetros y mucha la perspectiva de género que aplicar al arte.

La Rochelle es una ciudad costera en el suroeste de Francia. Por motivos familiares he viajado a menudo a esta zona, y he ido encontrando postales de 1900 escritas por personas anónimas que cuentan pequeños retazos de sus vidas: soldados que esperan volver pronto, hijos o maridos que desean un buen año nuevo, etc. En las imágenes con las que trabajo aparecen mujeres en situaciones familiares, posando de una manera a veces hierática o siendo cortejada, símbolos del amor romántico que viajaba por correo.

He pensado que estas mujeres han dejado de ser " amantes de", "mujeres de" y se han ido a construir su vida, por eso sus rostros no aparecen, o en algunos casos esas caras dulces han sido sustituidas por espejos, para que todos nos reflejemos en ellas o cosidas con la técnica de los Soles del Casar. 

Las postales representan parejas o mujeres con un ideal de belleza alejado de la realidad en escenarios recreados y pintados que completo como si de una escenografía inventada se tratara. Y donde la mujer ha decidido partir para ser ella misma.






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